Hace un tiempo, en un anuario del libro infantil y juvenil, anotaba la tendencia de las editoriales en nuestro país a adaptarse a las necesidades de la escuela antes que a las de los lectores; por ende, muchas de las colecciones de Literatura Infantil y Juvenil terminaban pareciéndose, pues empleaban prácticamente los mismos criterios para organizar los libros: edad y nivel de complejidad del texto, además de convenciones pedagógicas, como “valores” o “temas transversales”, que buscan “facilitar” la labor de los maestros a la hora de organizar sus planes de lectura.

Las series que resultan de estas clasificaciones aseguran tácitamente la “corrección” de libros destinados a ser leídos en los colegios. Es en este último aspecto donde hemos notado una mayor apertura o ruptura. Sin embargo, en estos dos últimos años, han aparecido editoriales independientes y organizaciones culturales que se han lanzado a producir libros con formatos distintos y abordando temas poco frecuentados en la literatura infantil, como la diversidad sexual o la visión de grupos minoritarios sobre diversos asuntos. La mayoría de estos textos, por momentos, sobrepasa los límites de la ficción y cae en la exposición de sus tesis sobre los temas que abordan, pero también abren caminos hacia obras cada vez más logradas.

En este horizonte, destaca el libro ¿Camila tiene dos mamás?, de Verónica Ferrari, especialista en derechos humanos de las mujeres y de la comunidad LGTBI, publicado el 2015 por la editorial El armario de Zoe.

Ilustrado por Mayra Ávila, el cuento presenta a una niña que siente el rechazo de una compañera de colegio, cuando esta se entera de que ella tiene una familia particular. Su situación se complica cuando sus dos mamás deben asistir a una asamblea para responder a las inquietudes y temores de los padres de su grado.

La narración de Ferrari, en general, fluye con naturalidad en gran parte del cuento, aunque durante la escena de la asamblea especialmente se cae un poco en la contraposición de ideas, lo que rompe la ilusión narrativa, pues hace evidente que el libro está todavía al servicio de una intención extraliteraria: mostrar a los lectores (los otros) el punto de vista de una comunidad que se percibe a sí misma segregada e incomprendida.

No obstante lo dicho, me parece interesante el género elegido: el cuento infantil, pues este en una de sus expresiones, permite plantear conflictos, pero también proponer conciliaciones. Este libro es una invitación a dialogar sobre lo que creemos que nos separa y abrir los ojos y el corazón al drama de quienes luchan día a día por ser aceptados y respetados.

* Jéssica Rodríguez es docente e investigadora peruana. Licenciada en Educación por la Universidad Femenina del Sagrado Corazón y egresada de la Maestría de Literatura Peruana y Latinoamericana de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado en volúmenes colectivos los estudios “El papel de los padres en la formación del hábito lector” (UNALM, 2006); “Algunas consideraciones en torno a la lectura en el Perú” (URP, 2006) y “Pilares de la literatura infantil y juvenil en el Perú” (SM, 2013). Coautora de los libros de ficción “Memorias del aire, el agua y el fuego. Mitos y leyendas del Perú (Panamericana, 2014), coautora del libro “La zona invisible” ganador del Premio El Barco de Vapor-Perú, 2015 (SM). Este año ha publicado "Mitos y leyendas del Perú. 24 historias mágicas", la antología "Abraham Valdelomar. Vida y obra" y el cuento "Abdón en el jardín del Altiplano" (Panamericana, 2016).