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Semana Feminista PUCP: articulo respuesta

Respuesta a los amigos hombres bien buenos de las feministas PUCP. 

No escribí este artículo por la demanda de una respuesta por parte de los autores de los artículos, no es mi trabajo educarlos. La escribí porque hay que defender lo que a una le costó parir. 

Sisa

Publicado: 2015-06-07


Este es un artículo de opinión personal. Yo participé activamente en la organización de la primera y segunda Semana Feminista; y no tan activamente en la tercera porque no estoy viviendo en Lima. Esto no refleja una opinión colectiva de las que participaron de la organización de las diversas Semanas Feministas. Pero invito a todxs lxs que se sientan identificados a sumarse. Este es un artículo en respuesta a dos artículos publicados recientemente.

Primero, trataré el artículo publicado por Javier Aguilar (https://occupyclio.lamula.pe/2015/05/24/critica-constructiva-a-la-semana-feminista-pucp/jaguilarsantur/)Sobre el primer punto, el efecto contraproducente de lo que él llama “la retórica agresiva” para combatir estereotipos. Nos está culpando a lxs organizadores de la Semana Feminista, directa o indirectamente, de reproducir estereotipos que la sociedad crea sobre el feminismo, sus vertientes y activistas. Peor aún, se nos acusa de reforzar un estereotipo específico de feminismo moderno: sesgado y poco plural. 1) Entonces, yo pregunto. Las feministas tenemos la culpa sobre los estereotipos sobre las feministas? Somos el único factor que influye en la reproducción de estereotipos?

Se refiere específicamente a la efectividad/influencia de nuestra “retórica agresiva” (sin tanta palabrota, asumo que se refiere a palabras como pene, sexo, vagina en nuestro lenguaje, nuestra actitud “desafiante”, “de poner el dedo en la llaga”, “incomodar”). Por lo que da a entender su análisis, 2) él lee por un lado un feminismo berrinchudo (de jóvenes estudiantes clase medieras, que solo les importan los temas de género y sexualidad, temas polémicos) que levanta reivindicaciones de naturaleza sociocultural. Por otro lado, está el feminismo respetable (el de los objetivos tangibles, el del EFLAC, el de los derechos jurídico- políticos, el del pasado glorioso y uniforme, pero que ahora se pinta diverso por las actividades de su programa del 2014).

Ahí yo no veo ninguna intención de entender las complejidades de los feminismos que existen en Latinoamérica. Lo que veo es un plagio de la teoría política clásica que nos enseña a ver el mundo dividido entre: liberales vs radicales, reformistas vs revolucionarios. Y si bien esas son tensiones pueden estar presentes dentro del movimiento feminista creo que, esta vez, se está usando esta lectura para deslegitimar esfuerzos importantes. Cómo así? Pregunto, 3) nos está pidiendo que cambiemos nuestro lenguaje a uno más complaciente a su idea tradicional de estrategia para lograr objetivos políticos? Cuál cree usted que son nuestros objetivos políticos? Solamente combatir estereotipos que la sociedad crea sobre nosotrxs? Cree que nuestro objetivo es endulzar la pastilla de los feminismos? Cuánto de nuestra actitud o lenguaje crea una dictadura de las maneras de vivir los feminismos? Sabe las coordenadas que ocupamos dentro del movimiento feminista peruano y latinoamericano? Al parecer usted cree tener un panorama relativamente informado por lo que escribe en su segundo punto.

Sobre el segundo punto, la acusación de que los contenidos y enfoque de la 3ra Semana Feminista refuerzan estereotipos sobre el feminismo contemporáneo o berrinchudo que a) “solo se concentra en temas de sexualidad y enfoque de género; y b) carece de pluralidad opino lo siguiente. 1) Tengo un serio problema con su (no sé si ingenua o maliciosa) comparación de la Semana Feminista con el EFLAC. Su ligera mención al incidente con el compañero trans al cual se le prohibió la entrada me hace dar cuenta de su poca intención de entender las complejidades en el movimiento feminista latinoamericano. Ese incidente fue construido por la prensa para descalificar, en muchos casos, el evento en su totalidad. Y si dice usted que eso no deslegitima el evento entonces por qué no se molestó en investigar más allá de lo que explotó en la prensa o, literalmente, los títulos de la programación?

Si tuviera mayor intención de comprender las tensiones dentro del movimiento que ese suceso reflejó no tendría la soberbia de utilizar la “pluralidad” de los eventos del EFLAC para deslegitimar la pluralidad de los eventos de la Semana Feminista. Tiene idea de cuánto financiamiento recibió el EFLAC? Por parte de qué instituciones y cómo eso influyó en su agenda y contenidos? Sabe sobre las tensiones presentes durante el evento y quienes estuvieron o no representadxs? Y si se va a excusar en el que es hombre y no pudo participar y por eso desconoce de las dinámicas entonces esa misma lógica debería también aplicar para su crítica de los eventos de la Semana Feminista. Pero como no creo que eso lo invalide de poder informarse a sí mismo sobre el evento o las tensiones dentro del movimiento tampoco creo que su silencio sobre nuestras actividades sea lo ideal. Lo que sí me incomoda terriblemente es el lugar de desconocimiento desde el que se enuncia su crítica y sin la reflexión propia de sus coordenadas de opresión y privilegio.

Creo que 2) comete el error de creer que tenemos la misma capacidad organizativa, recursos humanos y económicos, que el Encuentro Feminista de Latinoamerica y el Caribe 3) comete el error de ignorar nuestras coordenadas como parte del movimiento feminista peruano (pues no somos ni Flora, ni Manuela, ni Demus, no recibimos financiamiento de la PUCP y ahora la DARS ya no nos ayudará ni a separar salones) y todo lo que aprendimos sobre feminismo lo hemos hecho por nuestra cuenta fuera de cualquiera de esas instituciones 3) lo que nos exige “en nombre de la pluralidad” me resulta tremendamente patriarcal porque eso de “la discusión más amplia” sobre los “temas más estructurales” implica que entiende como secundarios los temas que tocamos 4) ignora el espacio de resistencia que la iniciativa de la Semana Feminista significa. Porque si hubiera revisado las memorias del EFLAC entendería cosas como la importancia de tener una mesa a una feminista queer, una comunitaria, y un hombre gay antipatriarcal, hablar sobre derechos laborales, territorio, sexualidades y maternidad (realidad PUCP invisivilizada). Peor aún, no termina de darse cuenta de los monstruos dentro y fuera de la PUCP y el movimiento feminista con los que nos tenemos que enfrentar.

Sobre el artículo de Matheus Calderón (http://altavoz.pe/2015/05/24/opinion/necesario-feminismo-por-matheus-calderon) , presiento, que al igual que el de Javier, vienen de este sentimiento “bien intencionado” de “apoyar a las feministas de la PUCP”. Pero de buenas intenciones está hecho el infierno, sí eso también cuenta para la institución donde estudiamos. Comienza por reconocer que la lucha feminista hace tiempo trascendió la política liberal que apuesta por la mera obtención de derechos civiles para lograr igualdad de condiciones. El no parece tan crítico de nuestra radicalidad pero su comparación de Femen con las mujeres exigiendo el voto en Ingaterra lo único que tienen para mí de común es que todas son/fueron mujeres blancas, de primer mundo, “educadas”, clase medieras y regias.

Pretende resumir los esfuerzos de las sufragistas en un párrafo para concretar un punto sobre la insuficiencia de la vía legal para generar cambios sociales. Habla también sobre el aporte del feminismo con la politización de la esfera privada. Gracias Matheus, pero las feministas de la PUCP no necesitamos que nos defiendas en esos términos sobre feminismo, ni que hables por nosotrxs. Somos pares haciendo política, no necesitamos ser admiradxs ni idealizadxs, solo respetadxs. Y no podemos permitirte hablar por nosotrxs porque precisamente terminas diciendo cosas como “el sexismo ha sido omnipresente desde los albores de la civilización”, frase que cualquier feminista de tercer mundo destruiría por representar una idea universal de patriarcado occidental, o “Y el sexismo sigue estando presente. Por eso no basta con declararse a favor de la igualdad. Ese es un camino ya recorrido. Es necesario declararse feminista”, frase que cualquier feminista interseccional te sugeriría revisar por reduccionista de los sistemas de opresión con los que los feminismos se encuentran: patriarcado, heterosexismo, racismo, clasismo, etnocentrismo, etc.

Mi crítica a ambos:

a) Escribir una crítica desconociendo su posición de privilegio masculino es un acto riesgoso y resulta contraproducente a su intento por apoyar la causa feminista. Ninguno de los dos reconoce la posición desde la que está escribiendo, sus coordenadas de opresión y privilegio. Entiendo que su intención haya sido mostrar su apoyo y opinión frente a las actividades de la Semana Feminista pero: a) su experiencia en el mundo político PUCP ha sido y es completamente distinta a las que lxs organizadores de la Semana Feminista nos hemos tenido que enfrentar por la mera naturaleza de nuestras actividades, b) el acceso a recursos humanos, económicos y políticos que han tenido han estado facilitados por su posición de hombres, cisgenero, con educación superior, de la facultad de humanidades, entre otros c) “las críticas constructivas” de Javier refuerzan la idea que las feministas en la PUCP no tenemos un análisis claro al momento de tomar decisiones sobre nuestra programación y nos exigen un lenguaje complaciente que refuerza la idea que la forma más “efectiva” de hacer política es usando el mismo lenguaje y estrategias que nos invisibilizan a diario; el que Matheus hable por nosotras o quiera esbozar una defensa liberal del feminismo resulta problemática porque termina desinformando sobre las complejidades de nuestras posturas y las decisiones políticas detrás de nuestra programación.

b) La demanda por una política respetable, ya sea contra nuestra retórica agresiva o escribiendo en nuestro nombre, hace lo mismo que la universidad y nos silencia. Por qué cuál es el meollo detrás de esa demanda? Qué temas son los que queremos obviar o endulzar? Por qué no cambiamos el lenguaje ridículamente complicado con el que nuestra bibliografía está repleta? La de los libros de historia, la de los libros de filosofía? Además, refuerza la idea a) que esos temas deben ser tratados con la máscara de lo políticamente correcto y b) que no son temas que sean centrales para una “discusión más amplia tanto de los problemas de la mujer y de los diferentes feminismos existentes”

Me resulta problemático que a pesar que los dos autores supuestamente apoyan al feminismo ninguno explícitamente se identifique como tal. Si partiera de una abierta reflexión sobre cómo el enunciarse como tal podría resultar en un doble privilegio estaría un poco más satisfecha. Pero no es así. Ambos están ávidos de criticar o hablar por o sobre el feminismo sin reconocerse como parte activa del movimiento. Con ello no quiero implicar que sea necesario que se reconozcan como tal pero me deja esta sensación de “yo respeto a mis amigxs feministas, lxs admiro, mientras no me reconozcan a mí como tal, su política tenga el lenguaje que yo quiero o su política sea algo que puedo juzgar como un tercero neutral. Amigo tu neutralidad está hecha de harto privilegio.


Escrito por

Sisa

Socióloga, entusiasta de la música y coleccionista de libros que huelen rico.


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