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FUENTE: FAN PAGE DE LA MARCHA DE LAS PUTAS

Ser mujer y afroperuana

“Ese hombre de allí dice que las mujeres necesitan ayuda al subirse a los carruajes, al cruzar las zanjas y que deben tener el mejor sitio en todas partes, ¡Pero a mí nadie me ayuda con los carruajes, ni a pasar sobre los charcos, ni me dejan un sitio mejor! ¿Y acaso no soy yo una mujer? ¡Miradme! ¡Mirad mi brazo! He arado y plantado y cosechado, y ningún hombre podía superarme. ¿Y acaso no soy yo una mujer? (…) He tenido trece hijos, y los vi vender a casi todos como esclavos, y cuando lloraba con el dolor de una madre, ¡nadie, sino Jesús me escuchaba! ¿Y acaso no soy yo una mujer?”

Sojourner Truth

Publicado: 2015-03-08


Cuando era pequeña, un compañero de mi salón me dijo que mi hermano era “negro”, ese fue mi primer encuentro con la realidad. Estaba en primero de primaria y mi reacción frente a esa situación fue violenta, abofeteé al niño.

A lo largo de mi niñez y adolescencia no recuerdo haber sufrido algún tipo de discriminación directa, pero sí sentí la presión de los patrones de belleza occidentales. Recuerdo haber renegado en más de una ocasión del color de mi piel, recuerdo haber deseado tener otro color de cabello y ojos. Pero, ¿qué fue lo que me llevó a pensar así?, ¿en qué momento asumí que ser bonita era tener tez clara?

Las mujeres afrontamos diversos tipos de dificultades a lo largo de nuestras vidas, eso está claro; pero no todas las mujeres pasamos por lo mismo ni con la misma intensidad. No es lo mismo ser mujer capitalina que ser mujer indígena, no es lo mismo ser limeña clasemediera a ser limeña en situación de pobreza extrema. La mujer afro, en este caso, está particularmente invisivilizada y en este artículo por el Día de la Mujer, con la ayuda de Angie Campos directora de la Red de jóvenes afrodescendientes Ashanti, intentaré explicar el por qué y lo que se viene haciendo para revertir esta situación.

En mi corta, aún, experiencia trabajando con comunidades asháninkas pude notar un patrón, la mayoría de adolescentes responden que quieren ser profesores o policías, cuando les preguntas por el futuro. Eso se debe a que sistema no les permite tener referencias distintas con las cuales identificarse. Lo mismo sucede con las mujeres afros. Cuando conversaba con Angie Campos, le comenté mi desazón al no recordar una figura femenina representativa afroperuana que no tenga que ver ni con la música, ni con la comida ni con el deporte. Tengo dos teorías al respecto:

1. Angie y yo conversábamos sobre el caso del documental que mostró América Televisión el año pasado sobre Miguel Grau. En las pantallas nunca se hizo referencia a la tripulación aproperuana del Huáscar. ¿Por qué? Históricamente se ha invisibilizado a los hombres afroperuanos y los medios de comunicación no solo lo han permitido sino lo han reforzado. La situación, obviamente es mucho más complicada si hablamos de mujeres.

2. Hace algunos meses, el reconocido astrofísico, durante una conferencia de prensa respondió a la pregunta de por qué no habían muchas mujeres en la ciencia. Según su perspectiva como hombre afrodescendiente, él, elaboró una comparación con la situación de las mujeres. Hay muchas más barreras por afrontar para un hombre con sus características físicas que para un hombre blanco. Es probable que esa sea la razón por la cual no hay tantos hombres afrodescendientes en la ciencia, ni tampoco mujeres. Porque no todos llegan a sobrevivir a un sistema que no brinda oportunidades semejantes. Lo mismo sucede con las mujeres afroperuanas, los obstáculos son muchos y algunas desisten en el camino.

La red peruana de afrodescendientes Ashanti trabaja con la juventud para fortalecer cuatro pilares: liderazgo, identidad, derechos humanos y participación. En su labor en estos proyectos, Angie, pudo identificar a dos tipos de jóvenes afroperuanas: Las de zonas urbanas y las de comunidades. Las jóvenes de comunidades son más avispadas, más extrovertidas pero usualmente mantienen una actitud a la defensiva. Las jóvenes de zonas urbanas son retraídas y tienen problemas de autoestima. ¿Por qué las chicas de zonas urbanas tienen más problemas de autoestima que las que viven en comunidades? Porque en las ciudades en donde hay más mestizaje, se acentúa las diferencias y en los colegios esto se pone en manifiesto cuando un grupo opresor busca personas vulnerables para sentirse así, superiores. El primer lugar en donde notas esta práctica es en el colegio, donde las niñas apenas empiezan a formar su personalidad.

Además del colegio como ambiente en donde se percibe un ferviente racismo, los medios de comunicación y la publicidad son reforzadores incansables de estereotipos, lo que solo contribuye con la formación de más niñas inconformes con su aspecto físico. Todo esto bajo el pobre argumento de “el único propósito de la publicidad es vender”.

Mientras escribo este artículo reviso el Twitter y me topó con esta noticia. La noche es mía es un programa que encuentro nocivo y de mal gusto pero esta vez se coronó con esta evidente manifestación racista/misógina que grafica todo lo que he dicho en el párrafo anterior. Después de alagar por varios minutos a la nueva muchacha vinculada con un personaje mediático y compararla con la pareja anterior del mismo chico (una modelo afroperuana), en el minuto 1:59 se escucha decir a dos personas de producción “está para Aura” (discoteca de Miraflores) refiriéndose a la mujer caucásica que Galdós no dejaba de “piropear” con comentarios por demás vulgares. Podríamos seguir naturalizando estas manifestaciones y tomarlo solo como una broma, pero son pequeñas cosas como estás las que van formando la forma de pensar de las personas.

La mujer afroperuana vive a la sombra de su cuerpo, vive estigmatizada por sus atributos físicos y limitada en los espacios profesionales. Ejemplo de ello es lo sucedido con Susana Baca y Victoria Santa Cruz. La designación de Susana como ministra de cultura generó un gran barullo. La gente solo la reducía a una criolla más, cuando no hay nada más alejado de la verdad. Por otro lado, Victoria Santa Cruz jamás fue debidamente reconocida por sus aportes al arte en nuestro país. Todos conocemos a Nicomedes, pero nos cuesta dar con precisión datos sobre Victoria y eso también se debe, a que hay muy poca información disponible sobre ella. De hecho, el año pasado su muerte no tuvo mucho rebote en los medios. ¿Coincidencia?

A pesar de todo lo antes expuesto, la idea no es continuar siendo víctimas sino dar a conocer el problema para contribuir con el cambio. Empoderar a las niñas y jóvenes como lo hace Ashanti, ya que poco –o nada- se hace desde el Estado es importante, pero es urgente también que nos comprometamos como agentes de cambio, que rechacemos los estereotipos y patrones de bellezas que calan en la mente de nuestras niñas y las hacen sentirse inferiores. Es necesario que estemos atentos a manifestaciones racistas/misóginas y que las denunciemos, que evidenciemos que está mal y que es condenable. Como Angie me dijo durante la entrevista: “Parecemos un ’disco rayado’ pero es necesario seguir hablando de estos temas. No quiero tener una hija y la sigan llamando ‘gente de color’”.


Escrito por

Suiry Sobrino Verástegui

Periodista especialista en género, tuitera y activista contra el acoso sexual. @suiGnris


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