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algo así

Nunca te importaron los niños

mucho menos los LGTBI

Publicado: 2014-10-28

Siempre hay gente que da consejos sobre qué hacer o qué no hacer, eso es prácticamente inevitable. El problema son los argumentos. Señalan que hay cuestiones "más prioritarias" porque, obvio, nuestros derechos nunca son prioritarios, y lo he escuchado en todos los espectros ideológicos, derechas, izquierdas, centro derecha, centro izquierda, hasta el cansancio. 


oipiniones facebookeras

Señalan que hay niños muriendo de hambre, abandonados, sin casa (¿sin padres escucho por ahí? no, parece que todos tienen padres) y que hay que hacer algo por ellos, como si eso no fuera autoevidente. El gobierno tiene que hacer algo por ellos, esa es su responsabilidad, como es la de proteger a todas las poblaciones en situación de vulnerabilidad, a todas por igual (sin sacar a solo una del Plan Nacional de Derechos Humanos, sí, la LGTBI). 

¿Quieres que haya cuentos sobre madres solteras, abuelitas-mamás, niños sin papás, niños adoptados, etc.? Pues hazlo, escríbelos, edítalos, esfuérzate para que lleguen a los colegios y a muchas familias. Eso es lo que hizo el Movilh Chile, un cuento sobre el tema que manejan, un cuento sobre el tema por el que luchan. Ni más ni menos. ¿Quieres cuentos que reflejen tu realidad? Sentado no lo vas a conseguir. ¿Te preocupan los niños? Piensa primero en los que no tienen a una sola persona que los ama antes de quitarles la oportunidad de ser amados por dos. ¿Crees que serán homosexuales? No es tan fácil, no es tan simple, fíjate, nosotros crecimos en familias heterosexuales y no lo somos, no nos convertimos en heterosexuales, seguimos siendo homosexuales, y lo sabemos desde que tenemos conciencia, desde que nos damos cuenta que nos gusta alguien de "nuestro mismo sexo". 

¿camila tiene dos mamás?, cuento infantil de temática lgtbi (escrito por vero ferrari)

¿Y cuando nos damos cuenta sabes qué pensamos? Que estamos mal, que es un error, que algo falla en nosotros. Y no es porque realmente estemos mal y seamos un error, es porque toda la vida nos han dicho que lo heterosexual es lo correcto, lo único, lo normal, lo ideal. Es porque no nos han dado la oportunidad de amarnos como queremos y a quien queramos. Es porque la homofobia se inocula desde muy chiquitos sin siquiera darnos cuenta, en los programas de tv, en los mensajes publicitarios, en los libros de texto, en las historias que nos cuentan nuestras abuelas, en la forma en que nos educan para ser madres y padres. 

Muchos de nosotros creemos que no seremos amados por nadie si no cambiamos al otro género. Por mucho tiempo pensé que solo si soy un chico una mujer me amaría, si me comporto "masculinamente" las chicas podrían sentirse atraídas por mí, y eso me generaba mucho sufrimiento porque yo no quería ser un hombre, solo quería ser amada por la chica que me gustaba. Y evité por mucho tiempo acercarme a las chicas, mientras me rodeaba de amigos y tenía novios por doquier, cada uno más amable, suave, cordial, que el siguiente, chicos muy buenos, que no eran chicas.


simón, el topo, obra de teatro infantil con temática lgtbi (escrita y dirigida por ALEJANDrO clavier)

La imposibilidad de ver referentes positivos sobre tu vida originan ignorancia, prejuicios y miedo. Viví atemorizada hasta los 28 años que unas cuantas casualidades de la vida me empujaron a hacer lo que hago ahora. Yo editaba una revista de Lingüística en la universidad, se llamaba "Habla", la hacía prácticamente sola, y me topé con un chico que estudiaba en mi misma aula, pero con el que nunca había hablado, él también editaba una revista llamada "Valor". Eso nos unió, me dio consejos sobre cómo mejorar la revista, quién podría diagramarla y qué imprenta era más barata, él pertenecía a Raíz Diversidad Sexual, era un activista gay, y comencé a andar con él. Aprendí muchas cosas a su lado, sobre todo a tener eso que él editaba, VALOR. Nunca le dije que era lesbiana, ni siquiera le dije que era bisexual. Pero yo sabía que él lo sabía, y que no era necesario decirlo. Él me miraba con una sonrisa cómplice. Y aunque mis compañeros de la universidad hablaban "mal" de él, o sea, decían que era gay, y de esos que lo hacen público, a mí me hacía feliz andar al lado de alguien valiente. Luego me fui al MHOL y creo que me odió un poquito (las pugnas de representatividad en el movimiento LGTBI, como en todo movimiento social, supongo, son desgastantes, inútiles y muchas veces desesperanzadoras). 

Creo que él no lo sabe, pero fue la primera persona gay con la que hablé en mi vida y la que me empujó a cambiarlo todo. Fue la primera persona que admiré por lo que era. Y fue un espejo para mí en esos años de dudas y comodidad complaciente. Me veía en él así yo no fuera ni hombre ni gay. Supe que era posible ser LGTBI, ser valiente, ser digno, hablar en clase sobre los problemas que teníamos y sentir orgullo. 

Y eso es lo que nos están quitando todos los años de colegio en donde somos invisibles, en donde prácticamente no existimos, la posibilidad de ver reflejadas nuestras vidas en textos, en televisión, en la publicidad, en otras personas que tienen logros importantes en la vida y son LGTBI. La posibilidad de saber que podemos ser felices tal como somos. 

Y eso es lo que les damos cuando hacemos marchas, plantones, intervenciones, libros, posts, películas, portales web, revistas, cuentos, les damos y nos damos a nosotros mismos, la posibilidad de soñar con un mundo en donde ya no necesitaremos el orgullo ni el valor, donde estas actitudes serán parte de cuentos que les contaremos a nuestros nietos, les diremos que hubo un mundo alguna vez en donde el odio y la violencia eran pan de cada día para nosotros, pero que eso cambió, que mucha gente luchó con coraje para conseguir lo que ahora tenemos, ciudadanía, respeto, dignidad, que ese mundo fue posible gracias a la unión de millones de personas hartas de la discriminación y de que sus amigos y familiares, a quienes tanto aman, sigan sufriendo. Esos cuentos también se harán y todos los que empujamos esto seremos parte de ellos. Unidos podremos hacer que estas historias tengan finales felices.




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