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No hay izquierda pero hay mal menor

Votar por Susana

Publicado: 2014-09-22

El proceso para consolidar una candidatura desde las izquierdas no pudo llevarse adelante. Era evidente que Susana Villarán no generaba el consenso dentro de las izquierdas para tenerla como candidata del Frente Amplio. Era evidente también que ella quería reelegirse y no le importaba mucho si era con la izquierda, la centroizquierda o la derecha liberal, a pesar de que había anunciado que no se reelegiría. 

Ya habíamos sido testigos antes de lo que era capaz Fuerza Social en los contextos electorales, en el presidencial pasado, por ejemplo, boicoteando a la izquierda (y perdiendo su inscripción); en las elecciones municipales, la unificación y el frágil equilibrio de los partidos de izquierda que luego fueron desapareciendo uno tras otro del gobierno municipal cuando se ganó; después nuevamente la unificación de las fuerzas de izquierda contra la revocatoria, la alianza municipal con la derecha y la salida de los más importantes regidores. 

A pesar de que todas estas experiencias deberían generar lecciones aprendidas, sobre el accionar de determinados partidos y liderazgos, parece que el actuar coyuntural, la poca capacidad de ver un horizonte en el que la izquierda sea realmente una opción fuerte e interesante y las ambiciones personales, hacen parecer que no se ha aprendido nada o se ha aprendido a hacer la política de siempre, esa que no piensa en lo colectivo y en las prácticas democráticas, cuando son algunas individualidades u organizaciones las que se imponen, y se vuelven a repetir las mismas prácticas ya viciadas de la alternativa única, debilitando la posibilidad del recambio generacional, pero sobre todo del recambio de estas prácticas que solo erosionan la ya débil conformación de la izquierda en su utópica búsqueda de unidad.

Viéndolo así, las coordinaciones del Frente Amplio eran más un ejercicio de vida política que una verdadera práctica de democracia y coherencia dentro de los partidos que lo conforman. Los dados ya estaban lanzados y solo había que esperar al que dinamitara el espacio. La alianza con Perú Posible lo hizo posible, la utilización de Diálogo Vecinal (¿alguien lo conocía?) lo hizo visible. Y el Frente Amplio de izquierda se encuentra otra vez agonizante.

¿Cuántos votos pensaba sumar Susana a una candidatura ya débil aliándose con Perú Posible, un partido en la cuerda floja gracias a la banalidad de su líder? ¿Pilar Freitas no fue la destituida defensora del pueblo que cayó en esa gesta llamada Toma la Calle, que desbancó también a un corrupto Tribunal Constitucional? ¿Era realmente tan imprescindible la figura de Susana Villarán para que nuevamente candidatee? ¿Esa labor no la podía hacer ningún líder joven de izquierda? ¿No había nadie preparado que sacara adelante y continuara con las grandes reformas que estamos viendo actualmente? ¿Le importaba tan poco a Villarán el Frente Amplio, la izquierda, sus ideales, para debilitarlo de esa forma y dejarnos nuevamente sin referentes de izquierda? Porque nadie podrá decir que esta candidatura es la de la izquierda o es un intento de empujar una izquierda “moderna”.

La izquierda no está presente esta vez en las elecciones municipales y frente a Castañeda, Heresi y Cornejo, nuevamente nos vemos forzados, todos los que esperábamos más de la gestión de Susana Villarán, y de la izquierda, a votar nuevamente por ella y por sus alianzas, porque las otras posibilidades son mucho más nefastas para la ciudad de Lima.


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