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Tomada de http://susanavillaran.pe/

La Izquierda Sí se atreve

a darle su voto, una vez más, al mal menor

Desde feministas de izquierda con amor

Escriben: Brenda Alvarez y Lucero Cuba.

Publicado: 2014-09-22

Recientemente, Alberto Adrianzén (militante de Ciudadanos por el Cambio) ha escrito un artículo en el que sostiene que estamos ante el fin de un ciclo de la izquierda, ciclo que ha durado unos cincuenta años y que tuvo en Izquierda Unida su expresión de apogeo. Sostiene además que, en estos momentos de crisis profunda de la izquierda, es necesario construir nuevas representatividades políticas que sean capaces de responder a la existente demanda de cambio social. Por su parte, Sinesio López (militante de Ciudadanos por el Cambio), en su último artículo, hace un reclamo a la izquierda por no hacer campaña activamente por la candidata Susana Villarán (líder de Fuerza Social que ahora se presenta con el vientre de alquiler llamado Diálogo Vecinal), pues, dice, es una izquierda que ha perdido la brújula, que no sabe identificar que el enemigo está del otro lado, y hace un llamado a activar militantemente por la candidatura de Villarán y por su proyecto político.

Vemos entonces que se habla de un momento de crisis en que la izquierda no solo no está unida sino que parece que no hay ni mínimamente un horizonte común. Y podríamos coincidir en eso. Pero, antes de lanzarnos en el intento de construir nuevas representatividades políticas, deberíamos preguntarnos: ¿por qué estamos en el punto en que estamos? Y, de cara a estas elecciones, más precisamente la pregunta sería: ¿por qué la izquierda no está con Villarán? Y la respuesta la sabemos: simplemente, porque Villarán hace tiempo dejó de estar con la izquierda.

Pero ¿por qué Villarán dejó de estar con la izquierda? Porque considera que la forma de llegar al poder es empleando una serie de “estrategias” políticas que son las que precisamente nos han llevado a la situación en la que nos encontramos; estrategias que han caracterizado a Fuerza Social y Ciudadanos por el Cambio (en adelante, CxC) en los últimos años.

En primer lugar, Fuerza Social y CxC han partido del supuesto de que tienen un peso político considerable. Fuerza Social siempre ha creído que solos tienen cierto capital político. Cuando lo cierto es que, en el 2010, ganaron por una coyuntura azarosa y por todo el aparato político que le brindó la izquierda, haciendo el trabajo de hormiga, convenciendo a la población barrio por barrio. Pero, al ganar, creyeron que fue su lindo logo el que convenció al 38% de limeños y limeñas; y, con ese lindo logo, decidieron que en el 2011 podían ir solos a las elecciones nacionales. ¿Y qué pasó? No obtuvieron ni el 0,1%, llegaron sin candidato presidencial, no pudieron colocar ni a un congresista y, lástima, perdieron su inscripción partidaria. Por ir solos, alejándose de la propuesta izquierdista/nacionalista que en ese momento Gana Perú representaba y cuyo “chavismo” les daba asco, terminaron haciendo el ridículo.

Por su parte, CxC ha considerado que, por tener cierto espacio mediático en diarios, opinólogos mínimamente reconocidos, y un mecenas que les facilita recursos, son voces autorizadas para hablar sobre el rumbo y las decisiones que la izquierda debe tomar, siempre con ánimo de escuelear a las diversas expresiones de la izquierda (sobre todo a lxs más jóvenes) y a los movimientos sociales, a los cuales considera mera masa electoral y, sobre todo, instrumentalizable. Ellos que creen que elaborar un programa político es como redactar un TDR para una consultoría y que construir un proyecto político es como dirigir una ONG: algo que puedes hacer entre 5 personas “técnicamente calificadas” con un discurso light para evitar hablar con el “puño en alto”.

Este autoconcepto distorsionado les ha llevado a su segundo error histórico: despreciar la democratización al interior de la izquierda. Lo que tiene que ver con querer afirmarse en el poder, seguir manteniendo sus candidaturas al congreso, a las alcaldías y gobiernos regionales, y sus puestos en los ministerios. Lo que tiene ver, finalmente, con seguir creyéndose los protagonistas de la izquierda en el Perú, y que la historia sin ellos no se escribe.

¿Qué le costaba a Villarán el presentarse a elecciones internas para legitimar su candidatura? ¿Tenía miedo de que otra candidatura la supere o fue mero desprecio por la izquierda? Seguimos sin entender por qué decidió deshacerse de su aparato político y entablar una alianza con una fuerza política venida a menos y vinculada a casos graves de corrupción (Perú Posible). ¿Creía que de esta forma lograría por fin representar su tan ansiado centro político y lograr así capturar al electorado? ¿O creía que Voz Socialista y Fuerza Social constituían aparato político? ¿En serio? Tal vez una lección que pueda obtener de esto es que una cosa es tener aparato político y otra muy distinta aparatear la confluencia por Lima, por ejemplo.

Entonces, cuando los compañeros de CxC hablan de un estado de crisis en la izquierda, están asumiendo que 1) Susana Villarán es la candidatura de la izquierda, 2) que Fuerza Social, Diálogo Vecinal y CxC son de izquierda y 3) que las demás fuerzas de izquierda hemos perdido la brújula al no estar haciendo campaña por nuestra candidata. Desde nuestra lectura, lo que en realidad está sucediendo es que nos encontramos en un momento de reagrupamiento de fuerzas en el cual ha sido necesario que se evidencien los intereses de los actores políticos, que se clarifique qué estamos entendiendo por ser de izquierda y cómo concebimos el hacer política desde la izquierda.

Si la propuesta es construir poder político desde las bases y evitar que las cúpulas determinen el rumbo de la izquierda, entonces obviamente vamos a distar de una candidatura que se forja desde la política del caballazo, que sí se atreve a romper el proceso del Frente Amplio en Lima, y que luego nos responsabilizará –como ya lo vienen haciendo- del retorno de la mafia y la corrupción al gobierno de Lima. Por lo tanto, en este momento de reagrupamiento, lo que podemos concluir es que 1) Susana Villarán no es una candidatura de izquierda, 2) que Fuerza Social, Diálogo Vecinal y CxC no son parte del proceso de construcción de un proyecto político serio y democrático desde la izquierda, y 3) que, a nivel de Lima Metropolitana, en estas elecciones, la izquierda se ha abstenido de participar. Esta abstención nos está costando dejar el campo electoral a merced de propuestas políticas vergonzosas, pero el proceso político del Frente Amplio en Lima no se reduce a un proceso electoral. En ese sentido, esta abstención es también una oportunidad para construir real y democráticamente un proyecto político para Lima desde la izquierda, es una oportunidad para poner nuestra atención en construir un proyecto de ciudad que, sinceramente, ahora no tenemos.

Sí, Adrianzén, el ciclo de una izquierda se acabó, pero se ha acabado hace rato, y parece que ciertos personajes no se han dado cuenta. Y lo peor no es solo que no se han dado cuenta, sino que han seguido reproduciendo sus prácticas políticas soberbias y torpes (porque de estratégicas tienen poco), lo que les ha llevado a verse envueltos en una lamentable campaña política que apela a la compasión, al favor, y a ser el mal menor de la contienda, en vez de destacar con inteligencia que ha sido una gestión transparente y abismalmente superior a la de Castañeda, y que tuvo la firmeza para tomar decisiones difíciles pero necesarias para el bienestar de la ciudad.

Ahora, ¿qué hacemos como izquierda de Lima en estas elecciones?

Pues, en los distritos donde hay candidaturas del Frente Amplio (Comas, San Juan de Lurigancho, Chorrillos), tenemos que votar militantemente por el Frente Amplio. En Lima, evaluando las candidaturas existentes, tenemos que dirigir nuestra fuerza política a la única candidatura que tiene posibilidad de hacerle frente a la clase política delincuencial, la única que tiene posibilidad de que el nivel del debate electoral sea algo mejor que la actual resignación con el “roba pero hace obra”, y esa es la candidatura de Villarán. Como izquierda, por supuesto que apoyaremos a una candidatura que pueda hacerle frente a lo peor de la política que en estos momentos está representado por Castañeda, pero teniendo claro que esa candidatura no es nuestra y nunca lo fue.

Hasta el día 5 de octubre, nos corresponde apoyar la campaña de Diálogo Vecinal e instar al voto por un gobierno municipal decente y por la continuidad de las reformas. Luego del 5 de octubre, nos corresponde seguir construyendo izquierda: forjar nuestros propios proyectos políticos teniendo claridad sobre con quiénes queremos y podemos construirlos.


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Ver artículo de Sinesio López: http://www.larepublica.pe/columnistas/el-zorro-de-abajo/la-izquierda-y-el-derecho-a-gobernar-18-09-2014

Ver artículo de Alberto Adrianzén: http://diariouno.pe/columna/izquierda-el-final-de-un-ciclo/


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Feministas

Somos las nietas de las brujas que no pudiste quemar


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