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¡No me llames aprista!

No solo las universidades privadas son un gran negocio.

“La educación debiera contribuir a formar un educando nuevo caracterizado por ser histórico, consciente, pensante y operante crítico, creador y transformador de su realidad”

José Carlos Mariátegui

Publicado: 2014-05-09

Después de pasar mi primer ciclo como estudiante de la facultad de Psicología, entendí que en la Universidad Nacional Federico Villarreal existen problemas estructurales graves, consecuencia de la profunda y enquistada corrupción que impera desde administración de la misma, y cuyo alcance e influencia reposan en su carácter histórico. La corrupción en la Villarreal no es un asunto oculto y asolapado, como suele suceder en otros espacios, sino que es evidente y completamente descarada. Es desplegada a su antojo todos los días y en nuestras propias caras, con la confianza que le otorgan décadas de abusos, robos y atropellos sin que a nadie le importe un bledo.  

Por citar algunos ejemplos: cuando ingresé -en el año 2009- habían estudiantes que se encontraban en el último año de sus carreras, y hasta el día de hoy lo siguen estando. Es decir, son estudiantes eternos, jamás egresan, y no -necesariamente- por tarados, sino porque son utilizados por los todopoderosos grupos "macro" para asegurar el control en las bases de cada especialidad. Estos grupos “macro” no son otra cosa que mafias nauseabundas que parasitan la universidad desde tiempos inmemorables, bajo la fachada de ser agrupaciones políticas por el bienestar estudiantil. Abundan, además, profesores que se atribuyen la capacidad de dictar cursos en una aula universitaria solo por ostentar el único logro de poseer un carné del apra. Debemos soportar diariamente la pésima infraestructura –similar a la de los colegios Fujimori- y el ruido provocado por construcciones que avanzan, literalmente, a ritmo de un ladrillo por mes. Los exámenes de admisión anuales son tierra de nadie, donde nuestros prestigiosos "catedráticos" lideran bandas de suplantadores que te aseguran el ingreso por el módico precio de s/ 2000; entre otras pesadillas que para nosotros son cotidianas.

Toda esta engorrosa y hedionda problemática es maniobrada principalmente por dos tuercas: de un lado, la violenta y estigmatizante mano del aprismo en el manejo y control de la universidad; y, por el otro, la inacción y dejadez de sus propios estudiantes. Como consecuencia de la intromisión del fujimorismo en las universidades nacionales en la década los 90's, para desarticular a las agrupaciones estudiantiles y expulsar a los profesores contrarios al régimen, la UNFV se quedó con una masa constante y renovable de estudiantes que, no conformes con alejarse roñosamente de la política, reniegan de ella, y señalan como inquisidores a los estudiantes que sí se atreven a decir algo al respecto, lo que deviene en una incapacidad generalizada para reclamar lo que es justo y para llevar a cabo las acciones necesarias para que la universidad salga del hoyo de mediocridad en donde está atrapada desde hace décadas. Nuevamente, el aprismo y el fujimorismo trabajando como una sola maquinaria de guerra que dinamita el país, erigiéndose gloriosos como los principales enemigos de la educación en el Perú, porque saben que con peruanos bien educados sus posibilidades de mantener el poder se reducen a cero.

imagen tomada de fb

Y es que diez años de Laura Bozzo, cómicos ambulantes e ideología neoliberal no pasan en vano, esto es lo que nos han hecho. Lo que nos hacen. Por más que lo intenten, sin contar el apoyo del estudiantado y el poder que otorga la representatividad, los pocos que sí dan la cara ante los abusos se ven aplastados por el enorme monstruo que han creado las autoridades corruptas, no sin ayuda nuestra. La apatía generalizada hacia la política (quizás el mejor medio para transformar nuestras vidas) y el individualismo extremo que arrastra la lógica de la competencia, es el terreno más fértil que puede encontrar la corrupción para crecer sólida e imparable hasta lo más alto, encontrando el camino limpio y despejado para hacer y deshacer a su antojo, atiborrándose de dinero y eliminando potenciales enemigos en el proceso.

Eso fue lo que sucedió el pasado miércoles 7 de mayo, estudiantes que se atrevieron a organizar un evento cultural por el natalicio del amauta José Carlos Mariátegui (con ponentes y asistentes asegurados) creyendo ingenuamente que estaban en una universidad; que hasta entonces veían ataques de ese tipo como inauditos en un espacio académico; y quizás hasta confiaban en sus autoridades y profesores para defender la democracia y la libertad de pensamiento en la que se supone es una “universidad” –y nacional-, terminaron siendo boicoteados y brutalmente agredidos por una de las más nefastas y violentas agrupaciones vigentes en nuestra propia universidad, el CUA (Comando Universitario Aprista). Sin duda, la peor lacra que existe entre los estudiantes de la UNFV, porque una cosa es tener autoridades corruptas, ¿pero tener estudiantes que las defiendan y las avalen? Eso sí es ser miserables. Pese a que la gran mayoría de estudiantes en la universidad no somos apristas, su tradicional y característica matonería y el financiamiento del que gozan les provee del poder necesario para atropellar los derechos de los demás estudiantes. Matones y corruptos por excelencia, no en vano muchos apristas adultos son lo que son.

¿Estudiantes se enfrentan al movadef? ¿Ésa es su coartada? ¿Qué tan bajo pueden llegar para proteger sus intereses? ¿Acusar a estudiantes de terroristas por tener pensamientos contrarios al aprismo? ¿Por qué no convocaron (en aras de la pluralidad y transparencia) a los estudiantes que fueron agredidos en lugar de solo a los agresores para que destilen sus mentiras? Haya de la Torre debe estar retorciéndose en su tumba al ver a sus seguidores llegar a niveles tan subterráneos para violentar la libertad y la democracia. Entonces, ¿Quienes son aquí los terroristas? 

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Lo que se vio por los medios el miércoles no es más que una probada de lo que muchos estudiantes villarrealinos tienen que enfrentar a diario, y afortunadamente está sirviendo para que más estudiantes se alcen y digan ¡BASTA! Lo que significa que no todo está perdido. Gracias a su propia hostilidad e intromisión en nuestra vida universitaria, generando caos, agresiones, suspensiones de clases y una pésima fama, cada vez se siente con más fuerza la repulsión hacia ellos y al aprismo en general, cada vez más estudiantes los quieren tan lejos de la universidad como sea posible, cada vez somos más los que decimos “No somos apra, #SOMOSVILLARREAL”.

Escribo esto con la mayor intención de incentivar y contagiar en todo el que lo lea, especialmente en mis compañeros estudiantes de la Villarreal, algo que ningún ser humano debe perder jamás: la capacidad de indignarse. La carga no solo la llevamos dentro de la universidad, también en las calles y otros espacios académicos cuando asumen estúpidamente que todos los que estudiamos en la UNFV somos apristas y que la enseñanza que nos imparten es tan pobre que seremos incapaces de mantener una charla coherente o un debate alturado. Y esas serán taras que seguiremos cargando a menos que se lleve a cabo una auténtica y profunda transformación en la universidad, dirigida por sus propios alumnos y desde todas las bases. Combatir y demandar la corrupción en nuestra universidad es un asunto de dignidad y respeto hacia nosotros mismos como estudiantes universitarios; pero más importante aún que indignarse, es hacer productiva esa indignación, lo que solo será posible tomando conciencia de nuestra capacidad como estudiantes y haciendo lo que la misma disposición geográfica de la universidad quiere impedirnos a toda costa: organizarnos.

La vida del estudiante no se limita solo a los libros y cuadernos, sino que implica asumir una ciudadanía crítica y vigilante, participando activamente en otras dimensiones de la vida social, como en la esfera política. Si no defendemos y peleamos por nuestros derechos, nadie lo hará. Hasta el día de hoy, en la Universidad Nacional Federico Villarreal, las paredes no tienen orejas, nuestras orejas tienen paredes.


Escrito por

Gonzalo Meneses

Psicólogo Social, marxista rosado, marica escandalosa, cholo, feminista, ateo, abortista, gamer, geek y otaku. Twitter: @Cazador_Diurno.


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