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Caricaturas Ares

Con concha

A propósito del Día Internacional de la mujer.

Publicado: 2014-03-08

Hace un par de años en Argentina, una marca de cerveza lanzó un spot publicitario que proponía al “igualismo” como solución entre la confrontación entre el feminismo y el machismo. Los comerciales de Quilmes, la cerveza en cuestión, son reconocidos por su creatividad y no debería tener mayor relevancia que la de posicionar su producto. Sin embargo, esta creativa idea nace de un concepto errado que hasta el día de hoy, confunde a las personas. El machismo y el feminismo no se confrontan, el feminismo se confronta al machismo.

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A raíz de esto, algunos amantes de la publicidad se han manifestado seguidores de esta nueva ideología televisiva, “el igualismo”, aduciendo que siempre es mejor un punto medio y que este es el inicio para luchar por la tan ansiada equidad de géneros. La construcción semántica de la palabra “feminismo”, tampoco es de mi agrado. A pesar de ello, esta palabra encierra un contenido histórico que es digno de seguir. Reconocerme como feminista es honrar, de alguna manera, a todas aquellas personas que lucharon para que hoy en día, las cosas sean un poco más fáciles para mí. ¿El igualismo merece el mismo respeto que el feminismo? ¿El igualismo ha ganado alguna batalla en la sociedad más importante que un Grand Prix? Me temo que no. 

Ser feminista es tener sentido común. No es como asumirse de algún partido político ni hinchar por algún equipo de fútbol. Si repudias el machismo y quieres una sociedad con equidad de géneros, entonces estás listo para asumirte como feminista. No necesariamente tienes que dedicarte al activismo, ni tienes que interrumpir sesiones del Congreso en topless, la revolución que realmente trasciende en el tiempo es la que se da a través del núcleo familiar. Aunque no es fácil salir a marchar y repartir panfletos, es mucho más difícil enfrentarse a tu entorno más cercano.

A veces parece que no hay por qué luchar, que la sociedad patriarcal de la que tanto hablamos es solo una invención feminista, pero hay países en el mundo en donde las mujeres no son libres. Incluso aquí, en este lado del planeta, tampoco somos libres. Aún limitan nuestras decisiones por dogmas religiosos que no a todas se nos da la gana de creer. Aún nuestras vidas son juzgadas por genealogías que solo pocos estamos dispuestos a debatir. Todavía hay por qué luchar, solo hace falta abrir un poco los ojos y pensar.

Soy feminista y tengo la concha de decirlo, así me llamen radical. Soy feminista y tengo la concha de decirlo, así me llamen resentida social o exagerada. Soy feminista y tengo la concha de decirlo, así me llamen monotemática y aburrida. Soy feminista y celebro el 8 de marzo también, por todas aquellas personas que son feministas y todavía no lo saben o por los que están a punto de vencer el miedo y salir del clóset de los prejuicios.


Escrito por

Suiry Sobrino Verástegui

Periodista especialista en género, tuitera y activista contra el acoso sexual. @suiGnris


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