#ElPerúQueQueremos

familia lesbiana e hijos

Que se casen, pero que no adopten

Como si no hubieran cientos de familias homoparentales en el mundo. No estamos inventando nada nuevo.

JOSÉ ALBERTO REAÑO

Publicado: 2013-10-09

Cuando tenía 14 años mi madre me puso en clases de teatro, en el Centro Cultural de la Católica, en el Jr. Camaná, en el centro de Lima. 

Un día saliendo de clases, de camino al paradero, un tipo mayor se me acercó e inició una conversación. Después de avanzar un par de calles y de haberme hecho distintas preguntas, el hombre me preguntó mi opinión con respecto a los homosexuales. Yo le dije que no pensaba nada, que normal con ellos, que si no se metían conmigo, yo normal. El tipo me preguntó, entonces, si yo me acostaría con un homosexual, a lo que le respondí que no. Tras mi respuesta, el hombre se despidió y se marchó. 

Debo admitir que mi paso se aceleró para llegar al paradero, y que pese a aparentar más edad, mis 14 años no impidieron que sintiera algo de temor. Pero, ¿por qué fue el miedo? Porque un "maricón" se me acercara a, disimuladamente, ¿insinuarme que me acostara con él? ¿O fue el hecho de que una persona mayor me intimidara con sus preguntas? ¿Fue porque era , aparentemente, gay? Si hubiera sido una mujer, ¿no me habría asustado? No lo sé. ¿A partir de ese momento odié a los homosexuales? No.

Yo tenía una moto en Madrid y un grupo de gitanos me la robó. ¿Debo pensar que todos los gitanos son malos solo porque algunos de ellos me robaron la moto? No.

Hay un montón de sacerdotes pedófilos, ¿debo pensar que todos lo son? No.

Esta anécdota viene a cuento a raíz del debate creado por el congresista Carlos Bruce, a propósito de su proyecto de ley para la Unión Civil entre personas homosexuales. Una buen amiga me comentó que ella estaba a favor de la unión civil, pero en contra de que se les permita (a los gays) adoptar. Su razón fue la siguiente: "...yo los respeto, y no tengo ningún problema en que se casen, pero que adopten, ahí sí, nada que ver, ...es que algunos son violadores, podrían abusar de los niños... no sé...".

Conversando con otro amigo, nos preguntábamos el por qué de ese tipo de respuestas. Nos dimos cuenta de que, en realidad, todo se trata de ignorancia, de desconocimiento. Probablemente mi buena amiga no conoce a ninguna persona, homosexual, que haya criado a algún niño.

La propuesta del congresista Bruce es un primer paso importante, sin duda, pero no acaba con la discriminación, ni mucho menos. "Ustedes se pueden casar (para que no jodan, pues), pero olvídense de ser padres, porque no, porque una cosa es lo que hacen con sus vidas, pero meter a un niño ahí, es jugar con la vida de ese niño, es de alguna forma, forzarlo a que copie sus costumbres, que si las hacen en su cuarto encerrados, normal, pero frente a un niño, podría crear traumas en el menor...". Seguro que Martha Chávez piensa así, como que Magaly Solier se victimiza por ser chola y por eso la insultan en Internet.

¿Yo podría decirle a dos personas, por ejemplo, del Opus Dei todo lo que acabo de escribir? Pues claro que sí, podría, pero no lo haría porque considero que, pese a ser del Opus Dei, esas personas tienen derecho a ser padres. ¿Por qué entonces, dos personas homosexuales no podrían? ¿Porque sus "costumbres" (¿cuáles son las costumbres de un gay?) podrían traumar a un niño? Joder, ¿o sea, que todos aquellos traumados que se vuelven asesinos, criminales, violadores etc., son hijos de homosexuales?

Dios creó al hombre y a la mujer (¡menos mal que no se quedó solo con el hombre, por Dios!) para criar a los hijos, dos personas del mismo sexo no podrían.

Pero a mí me criaron personas, mi madre, mi abuela, mis tías, todas del mismo sexo. ¿Y los padres solteros? Los hombres que crían a sus hijos solos, si bien son una minoría, ¿tampoco podrían? Me dirán, entonces, que el problema no es que sean del mismo sexo, sino lo que puedan hacer frente a ellos.

Entonces, ¿por qué no pensamos lo mismo de los heterosexuales? ¿Por qué no pensaríamos que dos heterosexuales podrían cometer acciones fuera de lugar frente a los niños? ¿Los heterosexuales no sentimos deseo, pasión? ¿No pensamos en sexo? Claro que sí, y por más ganas que yo tenga de amar a mi novia, encima de la mesa de la cocina, en cualquier momento del día, no se me ocurriría hacerlo si hay un niño presente, pero sí podría darle un beso, seguro a nadie le parecería mal que yo le diera un beso, tierno, sin malicia,un piquito pues, a mi novia, frente a un niño, pero, ¿y si fuera homosexual? Philip Butters me pegaría, seguro.

¿Cómo llamamos a eso entonces? El tema legal, el derecho a la herencia, al seguro de salud, etc., es importante, es fundamental para iniciar el proceso contrario a todos los años de exclusión a la que se han visto sometidos los homosexuales, pero la lucha no debería terminar ahí. Cuando en este país, todas(os) nos podamos casar (matrimonio), podamos criar a nuestros hijos, y podamos caminar de la mano y darnos un beso con amor en cualquier sitio, en ese momento se habrá acabado la injusticia, en ese momento, se habrá acabado la lucha por la igualdad de todas las personas ante la ley, aunque seguro quedarán muchas luchas más, con la misma importancia, que necesitarán de gente valiente que decida salir del clóset para sumarse.


Escrito por

Feministas

Somos las nietas de las brujas que no pudiste quemar


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