El lunes 27 yo no voy a perder nada…
Colaboradora de Feministas, prontamente una mulera más.
Tampoco a ganar, sea cual sea el fallo de La Haya ese día. Lo más lógico es que se le conceda toda o parte de su demanda al Perú porque es evidentemente legítima, pero eso ¿en qué beneficia a las peruanas y peruanos?, lo cierto es que no cambiará nada para la mayoría de los chilenos, excepto para algunas “familias”.
Es necesario explicar algunas cuestiones previas para comprender este punto. Durante el año 2012 el Gobierno de Sebastián Piñera promovió y logró aprobar una Ley de Pesca que funciona hoy como el marco regulatorio de todo el sector pesquero. Este proyecto, que fue conocido como la Ley Longueira (el entonces presidenciable Ministro de Economía de Chile), permitió la adjudicación indefinida de la explotación pesquera a siete familias: Angelini, Sarkis, Stengel, Cifuentes, Jiménez, Izquierdo y Cruz, quienes en el último tiempo se habían fusionado en tres grandes conglomerados que ya controlaban el 76% de la capacidad pesquera industrial del país y que se reparten utilidades calculadas en a los menos unos tres mil millones de dólares anuales, a partir de la extracción gratuita de los recursos del mar chileno.
En Chile se generó una movilización ciudadana que acompañó la demanda de los pescadores artesanales denominada #YoPesco (es un juego de palabras, pues en Chile ‘pescar’ además de extraer peces significa ‘atender’ o ‘tomar en cuenta’ algo) que buscaba llamar la atención sobre los puntos perniciosos de la nueva Ley, como la mantención de la pesca de arrastre, imposibilidad de nuevas licitaciones que favoreciera la competencia con las siete familias, la no protección de las cinco millas exclusivas para la pesca artesanal, etc. La campaña tuvo fuerte repercusión en redes sociales y otros espacios ciudadanos, pero no logró detener la promulgación de la Ley (si le interesa el tema puede ver el video de la campaña).
Así el mar de Chile hoy le pertenece a 7 familias y el chileno medianamente informado lo sabe, por eso es que el tema de la demanda ante La Haya no ha tenido gran repercusión, como se querría desde el Gobierno… ¿por qué?, el asunto es sencillo: el 30% de la pesca actual de anchoveta de una de esas familias (Angelini, a la sazón de las más ricas de Chile) se encuentra en el famoso triangulo de mar en disputa.
Personalmente no estoy de acuerdo con el asunto de que el mar es de los peces, así se despolitiza una discusión que marca la realidad de miles de oprimidos alrededor de las actividades extractivas de nuestros países: minería, petróleo, tala de bosques nativos, pesca industrial, todos escenarios que enriquecen a unos pocos y traen miseria a muchos, con empleos de hambre y depredación de nuestro medio ambiente.
Soy una chilena que vive hace 11 años en Lima, mi hija es peruana – chilena y ama a sus dos países por las mejores razones: historia, cultura, su gente, sus héroes cotidianos; y este juego absurdo de los concentrados medios de comunicación apelando a lo peor del chauvinismo de ambos lados, resulta triste y desalentador para ella.
Pero yo, que entiendo que gran parte de la identidad de lo peruano se construye en oposición de un enemigo común: lo chileno, sé que el 27 muchos y muchas celebrarán si algo se gana frente a Chile, porque se tratará de algo simbólico, que repara, que mejora… y se lo explicaré lo mejor que pueda a mi hija, para que ella también sienta esa reparación como propia… pero ojalá en esa pequeña reivindicación no se pierdan objetivos ocultos por los poderes reales que también marcan la agenda de este Perú: ojalá que acá no se hipoteque también el mar y que este proceso no sea también parte de la traición que los mismos de siempre vienen cocinando hace siglos en contra de nuestros intereses.